La victoria política resonó con fuerza en las calles de Buenos Aires cuando miles de ciudadanos celebraron la decisión histórica de la Cámara de Diputados. El rechazo de los vetos presidenciales marcó un punto de inflexión en la gestión de Javier Milei, demostrando que la resistencia social puede traducirse en acciones parlamentarias concretas. Los manifestantes, que habían mantenido una vigilia constante frente al Congreso, estallaron en júbilo al conocer la noticia del respaldo legislativo a sus demandas.
El ambiente festivo contrastaba marcadamente con la tensión política de las últimas semanas. Bocinas de automóviles resonaron por toda la capital argentina, recordando las celebraciones deportivas más memorables del país. La consigna “¡La patria no se vende !” se escuchó en cada rincón de la Plaza del Parlamento, mientras los ciudadanos se abrazaban y compartían lágrimas de emoción por lo que consideran una defensa exitosa de los derechos fundamentales.
Educación superior y salud infantil en el centro del debate nacional
La controversia se originó cuando el presidente ultraliberal decidió vetar dos proyectos de ley fundamentales para sectores críticos del país. El primer veto afectaba directamente el financiamiento de las universidades públicas, instituciones que habían solicitado recursos adicionales para compensar los efectos devastadores de la inflación en sus presupuestos operativos. Esta medida presidencial generó una ola de indignación en la comunidad académica, que veía amenazada la continuidad de la educación superior gratuita.
El segundo veto golpeó el corazón del sistema sanitario pediátrico nacional, específicamente el Hospital Garrahan de Buenos Aires. Esta institución, reconocida como el principal centro de atención infantil del país, había sido declarada en estado de “emergencia pediátrica” debido a la grave crisis presupuestaria que enfrentaba. Los profesionales de la salud habían advertido sobre el éxodo de especialistas causado por los salarios insuficientes y la falta de recursos básicos para el funcionamiento hospitalario.
Florencia García, una administrativa de 39 años del Hospital Garrahan, expresó su frustración ante la situación : “Esta año no hemos recibido nada mientras las promesas se postergan para 2026”. Su testimonio reflejaba el sentir de miles de trabajadores sanitarios y educativos que enfrentan diariamente las consecuencias de las políticas de austeridad implementadas desde el inicio de la gestión presidencial.
Movilización masiva marca un hito en la resistencia social
La manifestación del 17 de septiembre se convirtió en una de las concentraciones más numerosas y diversas de los últimos meses en Argentina. Universitarios, personal hospitalario, jubilados, sindicalistas y movimientos de izquierda convergieron en los alrededores del Congreso Nacional, creando un frente común contra las medidas gubernamentales. Las pancartas desplegadas transmitían mensajes contundentes : “No al veto” y “Defensa de la educación” dominaban el paisaje de la protesta.
El operativo policial desplegado para controlar la manifestación fue considerablemente extenso, reflejando la importancia que las autoridades otorgaban al evento. Sin embargo, la movilización transcurrió de manera pacífica, con los manifestantes manteniendo su disciplina mientras expresaban su descontento con las políticas económicas vigentes. La unión entre jubilados e hinchas de fútbol contra el gobierno de Milei demostró la amplitud del descontento social.
Los miércoles se habían convertido en jornadas regulares de protesta, especialmente por parte de los jubilados que reclamaban mejores condiciones de vida. Esta continuidad en las manifestaciones evidenciaba el carácter sostenido de la oposición a las medidas gubernamentales, creando una dinámica de presión constante sobre el poder legislativo y ejecutivo.
Impacto político y perspectivas futuras para el gobierno de Milei
El rechazo parlamentario de los vetos presidenciales representa un duro golpe para Javier Milei, quien había apostado su credibilidad política en el mantenimiento de un programa de austeridad extrema. Este revés se suma a la derrota electoral sufrida en septiembre en comicios regionales, configurando un panorama político cada vez más complejo para el mandatario que lleva 21 meses en el poder.
El proceso aún debe completarse en el Senado, donde también se requiere una mayoría de dos tercios para confirmar el rechazo de los vetos. Esta instancia adicional mantiene la incertidumbre sobre el destino final de los proyectos, aunque la victoria en Diputados genera optimismo entre los sectores que defienden el financiamiento público de educación y salud.
Axel Kicillof, gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires y figura emergente de la oposición, celebró públicamente la movilización ciudadana. Su mensaje en redes sociales destacó que “el pueblo se levantó y le dijo masivamente a Milei que las universidades no se venden, los hospitales no se desfinancian, los derechos no se negocian”. Estas declaraciones posicionan a Kicillof como una voz autorizada de la resistencia política frente a las medidas gubernamentales.
El Consejo de Universidades Públicas calculó que se necesitan aproximadamente 7.300 millones de pesos para garantizar el funcionamiento normal del sistema educativo superior, cifra que supera significativamente los 4.800 millones prometidos por Milei para 2026. Esta brecha presupuestaria evidencia la distancia entre las necesidades reales del sector y las asignaciones gubernamentales proyectadas.


