En el corazón de Villa Allende, localidad cercana a Córdoba, un imponente quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco) se ha convertido en el centro de una intensa disputa. El árbol, símbolo de resistencia natural, ahora representa la lucha entre el desarrollo urbano y la preservación ambiental. Mientras las autoridades locales insisten en trasladarlo para completar la ampliación vial, activistas ambientales y vecinos se organizan para protegerlo. Nos adentramos en esta historia que ha captado la atención de toda Argentina y que refleja tensiones similares a las que vemos en otras regiones del país, donde la naturaleza enfrenta desafíos constantes como los incendios en bosques patagónicos y praderas del norte.
El quebracho que divide opiniones en Villa Allende
El quebracho blanco, especie autóctona de América del Sur conocida por su extraordinaria dureza, se encuentra actualmente en el centro de un proyecto de ampliación vial. La municipalidad de Villa Allende, localidad ubicada a unos 700 kilómetros de Buenos Aires, ha decidido convertir una carretera de dos carriles en una de cuatro, atravesando un barrio residencial en plena expansión. El imponente árbol, hasta ahora preservado, destaca como una figura solitaria en medio de la obra inacabada.
Desde que se anunció el proyecto, vecinos y ambientalistas han unido fuerzas bajo el lema “¡No toquen el quebracho!”. Han organizado vigilias nocturnas, campamentos permanentes y turnos rotativos para impedir cualquier intento de remoción. Guillermo Galliano, representante de la organización ambiental local Mil Aves, nos explicó: “Según expertos agrónomos, este ejemplar no tiene posibilidades de sobrevivir a un trasplante, independientemente de las técnicas que utilicen”.
La ironía no escapa a nadie: el quebracho, cuyo nombre deriva de “quiebra-hacha” por su extraordinaria resistencia, se enfrenta ahora a su mayor desafío. Las autoridades municipales argumentan motivos de “seguridad vial” para justificar el traslado, y la justicia administrativa les ha dado la razón, autorizando el polémico desplazamiento del árbol apenas unos 25 metros de su ubicación original.
El conflicto ha escalado hasta convertirse en un fenómeno mediático nacional. Varias empresas locales de construcción han manifestado públicamente su negativa a participar en la extracción del quebracho, demostrando que la conciencia ambiental trasciende los intereses económicos inmediatos.
Movilización ciudadana y respaldo de figuras públicas
Lo que comenzó como una protesta local ha ganado repercusión en todo el país. Personalidades destacadas de diversos ámbitos se han sumado a la causa del quebracho. El reconocido músico León Gieco, figura emblemática del rock nacional argentino, ha expresado su apoyo a los manifestantes. También se ha pronunciado Fernando Signorini, célebre preparador físico que trabajó con Diego Maradona y la selección argentina.
El movimiento ha generado tensiones que derivaron en dos detenciones significativas durante las últimas semanas. Una periodista que cubría las protestas fue arrestada, así como un conductor que intentó bloquear el acceso de las excavadoras con su vehículo. Estos incidentes han intensificado el debate público sobre los límites del activismo ambiental y la respuesta de las autoridades.
Nos hemos acercado al campamento de protesta, donde Mariana Rodríguez, vecina de Villa Allende, nos comenta: “Este árbol representa mucho más que un simple obstáculo para una carretera. Es parte de nuestra identidad local y un testimonio viviente de la naturaleza que queremos preservar para nuestros hijos. No podemos permitir que intereses cortoplacistas destruyan lo que ha tardado décadas en crecer”.
Las redes sociales han jugado un papel fundamental en la difusión de esta causa. Hashtags como #SalvemosElQuebracho y #ResistenciaVerde han multiplicado la visibilidad del conflicto, generando solidaridad desde diversas regiones del país y presionando a las autoridades locales para reconsiderar su decisión.
La operación de traslado bajo fuerte presencia policial
A pesar de la oposición ciudadana, la municipalidad de Villa Allende ha seguido adelante con sus planes. Felipe Crespo, secretario municipal, declaró al diario local La Voz: “La excavadora ha reducido el ‘pan’ de tierra que contiene las raíces, pero el ejemplar permanece intacto. La raíz central alcanza los dos metros de profundidad. El traslado es inminente”.
El pasado miércoles 9 de julio de 2025, bajo un importante dispositivo policial, comenzó la delicada operación de traslado. El proceso, técnicamente complejo, requiere el uso de una grúa para extraer el árbol, un camión especial para transportarlo y otra grúa para replantarlo en su nueva ubicación. Las autoridades insisten en que han tomado todas las precauciones necesarias para garantizar la supervivencia del quebracho.
Las imágenes del quebracho suspendido en el aire, rodeado de maquinaria pesada y oficiales de policía, han conmovido a muchos argentinos. Los manifestantes, mantenidos a distancia por el cordón policial, observaban impotentes cómo se desarrollaba la operación que tanto habían intentado evitar. Algunos sostenían pancartas donde se leía: “Un árbol tarda 50 años en crecer, una motosierra tarda 5 minutos en cortarlo”.
Este caso refleja un dilema recurrente en la Argentina contemporánea: ¿cómo equilibrar el desarrollo urbano con la preservación del patrimonio natural? Villa Allende no es un caso aislado, sino un ejemplo de los desafíos que enfrentan numerosas comunidades en todo el país, donde las decisiones sobre infraestructura pueden tener consecuencias irreversibles para ecosistemas locales.


