En Argentina, la tensión social aumenta mientras los sindicatos y movimientos sociales se organizan para manifestar su descontento con las políticas económicas del gobierno de Javier Milei. Nos encontramos ante un panorama complicado donde el poder adquisitivo de muchos argentinos se ve afectado por las medidas de austeridad. A continuación, analizamos con detalle la situación actual y las movilizaciones programadas para estos días.
Movilización sindical contra las políticas económicas de Milei
La oposición al presidente argentino Javier Milei ha convocado una tercera huelga general para este jueves 10 de abril de 2025, tras apenas dieciséis meses de mandato. Esta acción viene precedida por una manifestación prevista para el miércoles 9 de abril, configurando así 36 horas de intensa movilización social contra el gobierno ultraliberal.
La Confederación General del Trabajo (CGT), principal central sindical del país, lidera este paro que afectará a sectores clave como el transporte ferroviario, la aviación, la banca y la educación. Los efectos de esta paralización, sin embargo, serán parciales, ya que algunos gremios importantes como el de conductores de autobuses en Buenos Aires han decidido no sumarse a la protesta.
El clima social se deteriora progresivamente, como evidencian los violentos enfrentamientos ocurridos el pasado 12 de marzo durante una manifestación en defensa de los jubilados, que dejaron un saldo de 45 heridos. Las tensiones se intensifican mientras el gobierno mantiene su firme postura de recortes presupuestarios, que Milei ha implementado con lo que él mismo denomina su política de “motosierra”.
La manifestación del miércoles se desarrollará en las inmediaciones del Parlamento, un área que estará fuertemente custodiada por fuerzas de seguridad. Este evento busca mostrar solidaridad con los jubilados, quienes realizan concentraciones semanales por ser uno de los sectores más perjudicados por las medidas de austeridad impuestas desde el inicio de esta administración. Las decisiones económicas han provocado un fuerte impacto en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, situación similar a la ocurrida cuando el Parlamento argentino aprobó el acuerdo con el FMI.
La caída del poder adquisitivo como detonante del descontento
Para la CGT, de tendencia peronista (centro-izquierda), el motivo principal de esta huelga es denunciar lo que califican como “una espiral descendente” del poder adquisitivo de los argentinos. Héctor Daer, cosecretario general de la central sindical, afirma categóricamente que “el costo para los sectores vulnerables es infinitamente más elevado que lo que sugiere el índice mensual de inflación”.
Si bien las estadísticas macroeconómicas muestran ciertos avances, con una inflación que ha bajado del 211% interanual en 2023 al 66% actual, y una pobreza que retrocedió al 38% en el segundo semestre de 2024 (tras haber alcanzado un pico de 52,9% durante la “terapia de choque” inicial del gobierno), los sindicatos consideran que estos datos no reflejan la realidad cotidiana de millones de argentinos.
Las organizaciones gremiales sostienen que muchas familias enfrentan dificultades económicas severas para llegar a fin de mes, incluso aquellas que no están oficialmente bajo el umbral de pobreza (establecido en 313 dólares mensuales). Los aumentos en servicios públicos, transporte y alimentos básicos han erosionado significativamente el poder de compra de amplios sectores de la población.
Los jubilados representan uno de los grupos más golpeados por estas políticas económicas, con pensiones que no logran seguir el ritmo de la inflación a pesar de los ajustes periódicos. Esta situación ha generado un profundo malestar social que se traduce en protestas semanales y en el apoyo a las medidas de fuerza convocadas por los sindicatos.
Respaldo popular a Milei pese a las protestas
A pesar del creciente descontento expresado en las calles, el apoyo al presidente Javier Milei se mantiene en niveles considerables. Según encuestas recientes, su popularidad oscila entre el 40% y 45% de opiniones favorables, aunque ha experimentado un ligero descenso en los últimos dos meses.
Este respaldo ciudadano, que supera ampliamente al de la oposición de cara a las elecciones legislativas de medio mandato previstas para octubre, puede explicarse por diversos factores. Muchos votantes siguen confiando en que las políticas de ajuste, aunque dolorosas en el corto plazo, conducirán eventualmente a una estabilización económica y a un crecimiento sostenible.
El discurso del gobierno, centrado en la necesidad de realizar reformas estructurales para corregir décadas de políticas económicas que consideran fallidas, resuena en una parte significativa de la población. Además, la fragmentación de la oposición y la falta de alternativas claras contribuyen a mantener el capital político del presidente.
Esta dualidad entre el descontento expresado en las protestas y el apoyo en las encuestas refleja la polarización que vive la sociedad argentina frente a un modelo económico que promete resultados a largo plazo pero que genera importantes tensiones sociales en lo inmediato.
Las próximas horas serán cruciales para medir la capacidad de movilización de los sindicatos y la respuesta del gobierno ante estas presiones. El desafío para Milei será encontrar un equilibrio que le permita mantener su rumbo económico sin profundizar el malestar social hasta niveles inmanejables.


